Skip to content
VM Samael Aun Weor: Psicologia Alquimia Astrologia Meditación Cábala Gnosis
Necesitamos una tremenda revolución de la Conciencia para lograr el retorno a la Estrella Interior que guía nuestro Ser

El Sufismo

Imprimir E-Mail
escrito por JOSÉ ENRIQUE SALCEDO   
El Sufismo

El Sufismo es un movimiento místico islámico que representa un distanciamiento de la aproximación legalista en el Islam, y tiende a una relación más personal con Dios. Subraya la importancia de una búsqueda interior de Dios como complementaria de la ordenanza exterior de la “shariah” o ley.

La palabra procede de “suf” (lana), porque los antiguos narradores de historias, a partir de los cuales evolucionó el sufismo, llevaban vestidos de lana.

Los sufíes persiguen como objetivo perderse en la realidad última de la divinidad mediante la constante repetición del “dhikr” o mención de Dios.

DHIKR es una palabra árabe que significa “recuerdo”, y se refiere a la práctica sufí que implica el recuerdo de Dios, el canto de los nombres de Dios y la consciencia de la presencia de Dios. Se puede hacer silenciosamente o en voz alta, solo o con otros. Para los sufíes es un método de concentración espiritual esta repetición prolongada del nombre de Dios. A menudo se utilizan ayudas como la música, un rosario, la danza y los ejercicios sistemáticos de respiración. La práctica está validada por el Corán 33, 41: “Oh, creyentes, recordad a Dios con frecuencia y dadle gloria al alba y al anochecer”.

Para los sufíes, el dhikr es el acto del mismo Dios tanto como un acto humano. Es Dios que se invoca a sí mismo así como es invocado por un creyente.

El Islam ha otorgado tradicionalmente 99 nombres a Dios. Según el Corán, 7,179, “a Él pertenecen los más bellos nombres”. Algunos de estos se refieren a la esencia de Dios, como Alá, el nombre supremo que sobresale como único, y “ar-Rahman”, el Misericordioso, que es a veces casi equiparado a Alá. Otros nombres se refieren a cualidades de Dios, como “ar-Rahim”, el Compasivo, y “al-Bari”, el Productor. Otra división es: por un lado, los nombres de Dios que señalan su beneficencia y, por otro, los que señalan su juicio y majestad.

La mayoría de los nombres de Dios se hallan en el libro sagrado; sin embargo, otros tienen una derivación no coránica. El nombre supremo de Alá era corriente en Arabia antes de la época del Corán pero su significado fue transformado por el Corán. Ejemplos típicos de nombres de Dios son “al-Haqq” (la Verdad), “al-Ahad” (el Uno), “al-Hakam” (el Juez), “al-Quddus (el Santo), “al-Kabir” (el Grande), “al-Karim” (el Generosos), “al-Wali (el Protector), “al-Wadud (el Cariñoso).

Algunas veces la palabra “dhikr” se utiliza para designar una ceremonia sufí en general, pero se refiere especialmente a la invocación del Nombre Divino en el corazón de la ceremonia.

Como se puede apreciar, esta práctica esotérica se corresponde estrechamente con el “recuerdo del Ser” y con la “Conciencia Superlativa del Ser”, que mantenidas de instante en instante conducen al despertar de la conciencia objetiva. De todo ello nos habla el V.M. Samael:

Sufi dansando

Lo más grave en la vida es olvidarse de sí mismo. Así que es necesario transformar las impresiones, y esto sólo es posible interponiendo al Ser entre las diversas vibraciones del mundo exterior y la mente. Cuando uno interpone entre las impresiones y la mente eso que se llama la Conciencia, es obvio que las impresiones se transforman en Fuerzas y Poderes de Orden Superior.

Es muy fácil interponer la Conciencia entre las impresiones y la mente. Para recibir las impresiones con la Conciencia, y no con la mente, sólo se necesita no olvidarse de nosotros mismos en un instante dado. (...) Debemos estar concentrados en el Ser, para que sea el Ser, la Conciencia Superlativa del Ser, la que reciba las impresiones y las digiera correctamente. Así se evitan las horripilantes reacciones que todos, unos y otros, tienen ante los impactos procedentes del mundo exterior. Así se transforman completamente las impresiones, y transformadas, nos desarrollan maravillosamente.

Porque si uno se olvida de su propio Ser Interior en presencia de un insultador, termina insultando; si uno se olvida de sí mismo, de su propio Ser, en presencia de una copa de vino, termina borracho; si uno se olvida de sí mismo, de su propio Ser en presencia de una persona del sexo opuesto, termina fornicando.

Cuando uno aprende a vivir en estado de Alerta Percepción, de Alerta Novedad; cuando uno se recuerda a sí mismo de instante en instante, (...); cuando uno jamás se olvida de sí mismo, indubitablemente se va tornando consciente.

En tiempo de rigurosa tentación, abatimiento y desolación, uno debe apelar a la íntima recordación de sí mismo.

En el fondo de cada uno de nos está la Tonantzin azteca, la Stella Maris, la Isis egipcia, Diosa Madre, aguardándonos para sanar nuestro dolorido corazón.

Cuando uno mismo se da el choque del «Recuerdo de Sí», se produce realmente un cambio milagroso en todo el trabajo del cuerpo, de modo que las células reciben un alimento diferente”.

Recordemos que el sabio mallorquín Raimundo Lulio (1235-1315) en su “Libro de los Cien Nombres de Dios” establecía el método de los grandes maestros espirituales del Islam: el Dhikr, para poner al místico en contacto directo con su Divinidad.

INSTITUCIONES SUFÍES

INSTITUCIONES SUFÍES- El Sufismo

El sufismo comenzó a ser institucionalizado en fecha temprana, cuando los sufíes formaron comunidades con residencias donde podían vivir juntos y participar en una tarea educativa. Los centros sufíes se fundaban a menudo por medio de fondos caritativos (waqí) y desarrollaban su propio estilo de vida.

Los primeros grupos de sufíes surgieron en los siglos VIII y IX. La escuela de Bagdad realizó una enseñanza sistemática de las etapas del misticismo a través de la purificación de los sentidos y del espíritu. A partir del siglo X se produjo un distanciamiento entre la ortodoxia islámica y el sufismo.

Las instituciones sufíes también hacían hincapié en virtudes como la humildad y el cuidado del prójimo.

El V.M. Samael afirma precisamente que el sacrificio desinteresado por la humanidad es un elemento imprescindible de una verdadera escuela de regeneración. Por este motivo, el V.M. Sivananda señala el ascetismo como rasgo esencial del sufismo. El devoto consagra todos sus actos físicos, mentales y espirituales a la voluntad de Dios. La unidad de Dios, la fraternidad de los hombres y la propia entrega al Señor son las doctrinas más vitales del sufismo. Este concibe a Dios con forma, aunque reconoce también su aspecto sin forma. El sufismo combina el éxtasis y el servicio a la humanidad. Sivananda destaca las elocuentes palabras del Corán:

Ningún hombre es verdadero creyente a menos que desee para su hermano cuanto desee para sí mismo. Dios no dará su afecto a aquel hombre que no dé el suyo propio a sus criaturas. El preferido de Dios es aquel que hace el bien a Sus criaturas. El mejor de entre los hombres es aquel que acrecienta el bien de la humanidad. Todas las criaturas de Dios son su familia. El más amado por Dios es aquel que procura hacer un bien mayor a Sus criaturas. Alimenta al hambriento, visita al enfermo y libera al cautivo cuando haya sido injustamente encarcelado. Ayuda a cualquier persona oprimida, ya sea o no musulmana. Ama ante todo a tu prójimo.

Cualquier hombre puede alcanzar la liberación por medio de su fe y de sus buenas acciones. (...) Aniquilad vuestro ego. Servid a la humanidad en sufrimiento. Sacrificad vuestro dinero, tiempo y energías en el servicio a los pobres y a los oprimidos. Esto sí os proporcionará la salvación o la libertad.

Recordemos que dar limosna o hacer caridad es uno de los cinco pilares del islamismo.

ORDENES SUFÍES

Ordenes sufies  - El Sufismo

Las instituciones sufíes de los primeros días del Islam evolucionaron en el siglo XII hacia órdenes formales conocidas como TARIQAHS. Eran dirigidas por un líder espiritualmente dotado, conocido como SHAYKH, e incluían miembros plenos (que podían estar o no casados) y adeptos laicos. Las principales órdenes se subdividieron hasta llegar a haber cientos de ellas. Aunque su finalidad principal era incrementar la conciencia mística de Dios, también desempeñaban una importante función misionera, especialmente en los límites del mundo musulmán, en lugares como Asia Central, la India, Sudán y África Occidental.

El V.M. Samael afirma que en la vocación misionera hay sacrificio, y que “si no hiciéramos nada por llevar la luz del conocimiento a otras gentes, pueblos y lenguas, caeríamos en un egoísmo espiritual, muy refinado, que nos impediría todo avance interior”. Amar sin pedir nada a cambio, eliminar el rencor, perdonar rectamente los defectos ajenos, dar la vida por el prójimo, todo verdadero sacrificio es recompensado por Dios.

El sufismo- movimiento místico islámico
El Sufismo- Movimiento Místico Islámico
AddThis Social Bookmark Button
Comentarios (0)add comment

Escribir comentario

busy
 
< Los Caballeros Tigres

Descarga

Revista BARBELO

Conocimiento Universal

Ciencia
Arte
Filosofía
Mística/Religión